viernes, agosto 11, 2017

Tamborileños piden rescatar las vías públicas.










Por: Robert Cabrera
robertpcabrera@hotmail.com

Tamboril, Santiago; R.D.- 11 de agosto de 2017.- Moradores del municipio de Tamboril solicitan la intervención de las autoridades a fin de despejar las aceras ocupadas por casas, negocios y tarantines.

Expresan que no es posible transitar por el municipio como se hace en cualquier parte del mundo, sino que hay que tirarse a la calle con los consabidos riesgos que implica esta acción.

Desde hace tiempo se han instalado personas bajo la mirada cómplice de las autoridades, que no obtemperan al llamado ciudadano.

Una de las deficiencias más graves de la actual gestión de Anyolino Germosen y los nueve regidores que componen la sala, es la ausencia de respuesta en cuanto al desorden vial que convierte el tránsito del municipio en un infierno.

Si bien es cierto que muchas de las cosas que obstruyen el paso peatonal son de instalación reciente, no es menos cierto que algunas residencias antiguas, estuvieron antes de la construcción de las calles.

Es el caso de la casa donde vivió Artemio Dájer y que es habitada por su viuda doña Ely Guzmán.

Esta casa fue construida en el año de 1939 y en ella operó una clínica. La residencia fue adquirida por Don Roselio Guzmán en el año de 1947, donde se instaló con su familia.

La construcción incluía una terraza que daba al camino real y que fue donada para la construcción de la que es hoy la Calle Real.

Todavía esos terrenos forman parte del título de propiedad de la vivienda, que obstruye el paso por la acera, ya que para la época la prioridad era la construcción de la calle, dado que el tránsito vehicular era escaso y los peatones podían transitar por la vía sin peligro de ser atropellados.

El crecimiento de Tamboril y su parque vehícular, ha dejado esta residencia nen una situación de obstrucción del paso peatonal, sin que mucho se pueda hacer, ya que habría que destruir la vivienda, que en su parte frontal se encuentra en mal estado.

La solución a este problema sería la compra de la casa que probablemente sería destruida, perdiendo el municipio uno de sus pocos patrimonios.

Casas tradicionales como las que ocupaba el antiguo cuartel policial, la vivienda de Darío Capellán y la de Elvis Reynoso, fueron derribadas para construir negocios modernos y otras como la del Presidente Vásquez y la de los Portela han sido abandonadas, lo que deja a Tamboril sin esos monumentos.

Pero en el caso de los tarantines y nuevos negocios instalados en las aceras, urge la necesidad de que la Sala Capitular legisle y ponga en ejecución el desalojo de los mismos, tal como ha sucedido en el municipio de Santiago, donde el Alcalde Abel Martínez ha rescatado las áreas ilegalmente ocupadas.

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