sábado, junio 16, 2018

Madre de Anneris: Me arrebataron parte de mi vida


FAMILIARES DICEN QUE A LA JOVEN YA LA HABÍAN ATRACADO DOS VECES

Carolina Pichardo
Santo Domingo Norte

En la sala de la casa verde, número 18, de la calle Segunda, en Los Altos de Sabana Perdida, se sentía el dolor en el ambiente.

Los gritos, lamentaciones, caras arrugadas y lágrimas por doquier eran el resultado del horrendo crimen cometido a Anneris Peña Reyes, de 39 años, una vida que se fue a destiempo a manos de un desconocido que la asesinó a puñaladas el pasado jueves en una joyería del Paseo del Conde, en donde laboraba, con la intención de robar el establecimiento.

Aunque afuera de la vivienda había dos lonas azules, para cubrir a los asistentes del intenso sol, la mayor parte de las personas prefirieron colocar las sillas plásticas blancas dentro del garaje, cocina y sala. En esta última se encontraba afligida la señora Fermina Pérez, madre de Anneris.

Doña Mimina, como es conocida por el barrio, no tenía consolación, decía, en reiteradas ocasiones, con voz entrecortada, que habían matado a su muñeca más pequeña y que le arrebataron una parte de su vida.

El dolor era tan grande que esta debía ser auxiliada a la hora de caminar por parientes. Los allegados y vecinos la abrazaban mientras desconsolada recalcaba frases como, “¿por qué mi hija tenía que irse de esa forma?”; “esto sí es grande” y, “mi pobre niña, no pudo defenderse de ese maleante”.

Cada mediodía Anneris llamaba a su madre para preguntarle si había comido o si se tomó las pastillas, la tarde del jueves no fue la excepción. Ahora doña Mimina ya no recibirá las llamadas de “su muñeca”, y esta se convierte en la segunda de sus criaturas que es asesinada, ya que uno de sus cinco hijos murió hace más de 10 años.

Anneris, de 39 años, originaria de Dajabón, no tenía pareja sentimental. Trabajaba de ocho de la mañana a seis de la tarde, de lunes a viernes, en el local de joyería que antes estaba ubicado en la avenida Duarte. Era una mujer social, compartía casi todos los fines de semana con los vecinos y los parientes, y le encantaba bailar, pero eso no le quitaba que asumiera las responsabilidades de madre y padre para sus tres hijos, ya que los crió sola.

El padre del primer hijo de tres que dejó en la orfandad fue asesinado hace 10 años tras haber sido confundido con otra persona. Ahora, Jimmy, su primogénito, de 22 años, no tendrá ni papá ni mamá. Mientras que los más pequeños, de cinco y diez años, que también vivían en la segunda planta de la vivienda, no tendrán a la madre que trabajó para darles todo lo que necesitaban.

Su recuerdo se mantendrá en la comunidad en donde vivió por más de 18 años. Será recordada como aquella que velaba por los derechos de los demás, cooperaba con los vecinos si había algún problema y que no lo pensaba dos veces a la hora de celebrar el cumpleaños a un allegado. Así la describió su sobrina Catiari Peña, de 21 años, a quien Anneris consideraba como una hija porque solo tenía varones.

“A mi tía la habían atracado en par de ocasiones pero los ladrones no le habían hecho ni un rasguño, ella siempre entregaba todo, ella decía: “Yo no voy a dejar que me quiten la vida por disparates”, y mira ahora la mataron por algo que ni de ella era”.

La joven, que dio a luz hace una semana, se mantuvo abrazada a su bebé y todo el tiempo sentada. No había salido de su casa desde el parto, pero a pesar de que tenía dolor físico sentía la necesidad de ver por última vez a la que, de no haber sido por el trágico deceso, se iba a convertir en la madrina de su primogénito. “Lo que más me duele es que mi tía nunca pudo cargar a mi bebé”.

La última vez que ambas hablaron fue el miércoles, vía whatsapp, porque estaban coordinando la presentación del bebé ante la iglesia, y su tía acordó verla pronto para hacerle la entrega de un regalo.

Otro de sus sobrinos Euris Peña, estaba moviéndose por todas partes para cooperar en la casa en donde también vive junto a sus abuelos y demás parientes. Cuando se detuvo a hablar con reporteros se veía agotado, principalmente por un dolor que le resurgió de una herida de arma blanca que recibió en el costado, y que a pesar de haberse curado hace meses sentía nueva vez con intensidad después del asesinato de su tía.

Ellos se veían a diario, sin embargo él no la vio el jueves. La última vez que conversaron fue la noche del miércoles, cuando trataron asuntos cotidianos.

En la esquina de uno de los muebles del lugar estaban sentados los dos hijos pequeños de la mujer. Ambos eran abrazados por su padre Ruddy Castillo, quien trataba de consolarles por la irreparable pérdida.

“Ella era loca con sus hijos, ella les daba todo. Era una mujer trabajadora que se levantaba temprano y llegaba tarde, pero de repente fue ese hombre a la joyería y le quitó la vida, pero imagínate en este país no hay seguridad. Espero que las autoridades traten de dar con el paradero del asesino”, fueron las palabras de Castillo sobre su expareja.

A los niños los llevó para que lograran despedirse de su madre. “Quise traerlos para que se despidan de su madre, no quería tampoco ocultarles la situación aunque sé que es algo traumático para ellos”.

LA PN PIDE A CIUDADANÍA COLABORAR PARA ATRAPAR AL PRINCIPAL SOSPECHOSO
La Policía Nacional pidió ayer colaboración a la ciudadanía para identificar y apresar al principal sospechoso de asesinar a la encargada de la joyería Suárez, Anneris Peña Pérez, quien fue asesinada ayer durante un asalto.

A través de un comunicado, la Policía solicitó a los ciudadanos brindar cualquier información al teléfono 809-682-2151 exts. 2441, 2437, 2435 y 2170.

“Además, pueden suministrar información a la aplicación móvil “Tu PoliciaApp RD”, con confidencialidad garantizada”, indicaron en un breve comunicado de prensa, difundido hoy.

Según versiones de la Policía Nacional y trabajadores en las inmediaciones del local, el sospechoso había visitado la joyería en horas de la mañana antes de cometer el hecho de sangre.

Anneris Peña fue ultimada a puñaladas, durante un atraco, ocurrido la tarde de ayer en el edificio Saviñón, ubicado en la calle El Conde, donde cargaron con la caja fuerte del establecimiento

Listin Diario.

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