Que se levante la cuarentena.

Por: Robert Cabrera
robertpcabrera@hotmail.com

11 de mayo de 2020.- Ante la ausencia de sanciones a los violadores del llamado a cuarentena y toque de queda, la población se ha ido reintegrando a la circulación en las calles, sin observar en muchos casos la normas prudenciales establecidas por las autoridades de salud pública.

Desde hace días, ciudades como Santiago y los Santo Domingo, lucen abarrotados de personas y vehículos, sin que pase nada.

Agarrar a los que violan el toque de queda, para aglomerarlos sin protección en los cuarteles y despacharlos al día siguiente, lejos de ayudar, lo que hace es poner en peligro de contagio masivo a los detenidos y a los policías que actúan en los diferentes casos.

Mientras la economía del país se deteriora por el cierre de las industrias y el comercio y las familias agotan los escasos recursos de que disponen, sin producir para seguir adelante, el pueblo está en las calles como quiera.

Sería más saludable para nuestro país, que se reabra todo, con supervisión de las autoridades, en cuanto a la aglomeración, el uso de mascarilla y el mantenimiento de la distancia entre las personas.

De esta manera, la economía podría dejar de lesionarse y el gobierno, no tendría que seguir subsidiando a quienes de todos modos andan en la calle haciendo nada.

Toca a cada individuo, en este caso, protegerse y tomar las medidas de lugar. Integrarse a la vida normal con el uso de mascarilla, el lavado de manos, la desinfección y el distanciamiento físico, debe ser responsabilidad de cada quien.

No podemos seguir castigando a los que cumplen con la  cuarentena, para complacer a los que andan como chivos sin ley.

La situación por la que atraviesa el país, es más grave de lo que se nos ha querido pintar. Los casos presentados a diario por el Ministro de Salud, no son más que la contabilidad de una ínfima cantidad de pruebas realizadas. Este fin de semana, dichas pruebas fueron incrementadas a dos mil por día y el 25 por ciento de ellas dio positivo, lo que nos muestra que las cifras reales de contagio son veinte veces mayor.

Tenemos que agarrar la sartén por el mango; o se arrecian las sanciones a los violadores de la cuarentena y el toque de queda, o que se reabre todo y volvamos a la normalidad, con la responsabilidad de que cada quien se cuide y el que así no lo haga, que pague las consecuencias de su desobediencia.