martes, septiembre 08, 2020

¿Habrá valido la pena?


Por: Robert Cabrera
robertpcabrera@hotmail.com

Tamboril, Santiago; R.D.- 8 de septiembre de 2020.- En agosto del año 2010, el abogado e industrial Anyolino Germosén asumió la alcaldía del municipio de Tamboril.

En ese momento se inició un nuevo modelo de ejecución municipal, en el que el tradicional síndico al que reclamaban reparación de hoyos, pasaba a ser un ejecutivo municipal, que gestionaba grandes obras y trabajaba en aspectos que nadie tomaba en cuenta, porque no sumaban votos.

Con Anyolino se inició un programa de asfaltado que cubrió el 95% de la población urbana y rural, se gestionó el alumbrado eléctrico de 24 horas, se construyó un parque moderno, se remodelaron los demás, se hizo un parque infantil. Conjuntamente con el despacho de la primera dama, se consiguieron las Estancias Infantiles, donde las madres depositan a sus hijos y son atendidos mientras ellas pueden insertarse en el sector productivo, además del programa Ángeles de la cultura, en el que cientos de niños aprenden baile, música y pintura.

La cultura ha sido uno de los baluartes de su gestión, detenida ahora por el problema del Covid-19 y sus limitaciones.

La industria y el comercio ha florecido y la población crece en número de habitantes, dadas las facilidades para conseguir empleo que ofrece Tamboril y la gran actividad comercial, que convierte al pequeño pueblito, en una ciudad con todos los servicios necesarios para vivir en una sociedad moderna.

La limpieza de las vías públicas, fue su fuerte, llegando a que otros municipio tomaran a Tamboril como ejemplo.

En este su tercer período, Anyolino ha creado una gerencia de quejas y respuestas, que se ha ocupado de escuchar las necesidades del pueblo e ir en su auxilio, priorizando en la limpieza y desarrabalización.

Es en este último punto en el que queremos enfatizar. Vemos con mucha pena, el esfuerzo mancomunado de los vecinos de los diferentes sectores del municipio, para limpiar las calles, aceras y contenes y apenas se marchan las brigadas, la gente vuelve a arrojar todo tipo de desperdicios.

El orgullo que se siente al ver todo limpio, apenas dura 12 ó 24 horas a lo sumo. De ahí que uno espera que las sanciones se impongan, porque el pueblo es de todos y no vale la pena que unos cuantos destruyan el trabajo que con tanto sacrificio se hace.

De ahí nuestra pregunta... ¿Habrá valido la pena?




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