miércoles, diciembre 09, 2020

El tiempo ha dado la razón a Anyolino.

 



Por: Robert Cabrera

robertpcabrera@hotmail.com

Tamboril, Santiago; R.D.- 9 de diciembre de 2020.- La actividad política, presenta dos caras ante la sociedad, la del funcionario que ejecuta una acción y la de la oposición que tratará de desacreditarla.

Al ocupar la posición de alcalde municipal, en el año 2010, Anyolino Germosén encontró un departamento de asistencia social, que aglomeraba a ancianos, enfermos y discapacitados, que asistían al palacio municipal en busca de una ayuda.

Esto así, como una forma de las antiguas autoridades mostrar ante la población, que realmente ayudaban a los envejecientes y a las personas con carencias y pocas posibilidades de solventar sus gastos.

Si bien es cierto que la ayuda de algo servía a los beneficiarios, no es menos cierto que debían pasar por la situación humillante de exponerse frente a la población y pasar por la vergüenza de servir de promoción a las autoridades en detrimento de su derecho a ser asistidos sin pasar por ese proceso.

Anyolino, con una sensibilidad demostrada durante el ejercicio de sus funciones, entendió que no era necesario someter a esos ciudadanos a la vergüenza e incomodidad de aglomerarse públicamente para satisfacer el morbo de las pasadas autoridades, por lo que hizo un inventario de las personas que se encontraban en situación de ser auxiliados y procedió a enviar cada mes la ayuda que estos requieren, a sus hogares y de manera discreta.

Esta medida, provocó de inmediato la reacción de la oposición, que inició una campaña para vender la percepción de que el ayuntamiento del Partido de la Liberación Dominicana, había suspendido las ayudas a los necesitados. Decían que se había cerrado el departamento de asistencia social.

Aquellos opositores, que un día criticaron las medidas del alcalde, hoy pasan a defender la decisión de su presidente Luis Abinader de sustituir la entrega de fundas, cajas o canastas a las familias de bajo poder adquisitivo, por una tarjeta de débito, que podrán utilizar en más de 60 mil establecimientos comerciales, e invertir esos recursos en los artículos que realmente necesitan, bajo el argumento de no exponer a esos ciudadanos a la humillante práctica de largas filas, empujones brutales e insultos.

Esta medida, que apoyamos en todas sus partes, no es diferente a las medidas tomadas por el alcalde tamborileño, que evitó a quienes necesitan de la mano del ayuntamiento, pasar por la calamitosa situación a la que durante décadas fueron expuestos.

De ahí que, el tiempo ha dado la razón a Anyolino, para suerte de los más vulnerables.


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