martes, abril 20, 2021

Que mal vamos en Tamboril.



 Por: Robert Cabrera

robertpcabrera@hotmail.com

Tamboril; R.D.- 20 de marzo de 2021.- A pesar del desarrollo económico que exhibe el municipio de Tamboril y una serie de logros, como la electricidad con circuito de 24 horas, la industrialización en constante crecimiento y una infraestructura vial adecuada, es una pena ver el comportamiento de la juventud desenfrenada e irrespetuosa que ha asaltado las calles de la llamada Pajiza Aldea.

Tamboril se ha tornado invivible por la gran contaminación sónica, sin que esto sea combatido por las autoridades. La gente de trabajo, vive en zozobra, sin poder dormir, ni descansar, porque en cualquier esquina se reúne un grupo de jóvenes en teteo, que amanecen en juerga y con una música estridente.

Si salimos a las calles del municipio, nos encontramos que los motoristas y los vehículos de la Ruta T, no respetan los semáforos y se estacionan en cualquier lugar sin importar las consecuencias.

Criticar al gobierno o a algún funcionario del partido en el poder, le hace a uno merecedor de toda clase de insultos en las redes sociales y los medios de comunicación local.

Da vergüenza que la información más leída en mis medios, en meses, haya sido la publicación de una aglomeración sin mascarillas en el parque Trina de Moya, que creó una controversia entre los que repudiaban la acción y quienes defendían un negocio, que no se mencionaba en la información.

Los defensores del desorden, se manifestaron con todo tipo de irrespeto, muchos de los que opinaban, sin condiciones morales, ni académicas para dirigirse a quienes agredían con sus insultos.

A pesar de los esfuerzos de la alcaldía de mantener limpio a Tamboril, la gente lanza basura a las calles sin contemplación e improvisan vertederos en cualquier lugar.

Una juventud violenta, prepotente y mal educada, es lo que se visualiza en las calles del municipio y eso es grave.

El Tamboril que era digno de admiración por su hospitalidad, por estar compuesto por gente decente y trabajadora, hoy exhibe un panorama poco halagüeño, con una generación desenfrenada y sin control.

Con este escrito no quiero decir que no existen jóvenes ejemplares en Tamboril, lo que pasa es que los de conducta desviada suenan más y afecta la imagen de todos.

Ante todo esto, solo podemos expresar: "Que mal vamos en Tamboril".

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