viernes, febrero 21, 2020

Otra causa contaminada.



Por: Robert Cabrera
robertpcabrera@hotmail.com

21 de febrero de 2020.- La República Dominicana ha experimentado en los últimos años, cambios sustanciales en la forma de protestar y reclamar reivindicaciones. Tal es el caso de la lucha para conquistar el 4% del PIB para la educación y las majestuosas marchas de lo que más tarde se constituyó en Marcha Verde.

En el último de los casos, terminó la reputada organización, en un comité de base del Partido Revolucionario Moderno y las aspiraciones políticas por constituir el movimiento en un partido, hundieron al movimiento.

Por igual, Participación Ciudadana, ha pasado a ser prácticamente un apéndice del PRM, sin disimular en lo más mínimo sus simpatías.

A raíz de la suspensión o anulación del proceso electoral del pasado domingo 16 de febrero, comenzó a gestarse un movimiento en reclamo de la renuncia de los miembros del pleno de la Junta Central Electoral, realizando protestas pacíficas en la Plaza de la Bandera y que ya se convocan en cada rincón del país.

Lo que comenzó aglutinando a jóvenes de clase media y alta, se ha convertido en una manifestación en contra del Partido de la Liberación Dominicana y el gobierno de Danilo Medina.

Vemos que individuos pertenecientes a la oposición política, se han infiltrado al movimiento, con el derecho que les asiste, pero quitando el valor real a la protesta, para capitalizar simpatías en favor de sus candidatos, con miras a alcanzar el poder.

Hay que tener mucho cuidado, porque si bien es cierto que el pueblo está indignado por los sucedido el pasado domingo, esto no puede cambiar el rumbo que debe seguir el país, que es la protesta pacífica para que se aclare los sucedido, sin mezclar ese pedido con el activismo político partidista.

No cambiemos el rumbo de la protesta, eso es dañino para nuestra sociedad y nuestra democracia.

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