lunes, enero 11, 2021

Si lo desacreditas, no lo podrás vender.




 Por: Robert Cabrera
robertpcabrera@hotmail.com

11 de enero de 2021.- El dominicano con la creatividad que lo caracteriza, tiene una anécdota que aplica para casa caso.

Ante la situación imperante como consecuencia de las medidas adoptadas por las actuales autoridades gubernamentales, nos llega a la mente aquella historia del hombre que salió a pregonar las virtudes de un mono de su propiedad. Ante tantas bondades atribuidas al simio, varias personas se acercaron al propietario en busca de comprar el maravilloso animal.

El hombre, sabio al fin, vendió la mascota al mejor postor, quien días después, regresó para quejarse de que el susodicho mono había destruido todo en su hogar y que era un animal indomable, a lo que el vendedor respondió: "No lo desacredites, porque entonces no podrás venderlo".

Traemos a colación este cuento popular, por la semejanza con lo que se vive hoy con la emergencia nacional, los toques de queda y las aglomeraciones.

El actual gobierno del Partido Revolucionario Moderno, mientras estuvo en la oposición, se encargó de desacreditar las medidas impuestas por el gobierno del Partido de la Liberación, alegando que con ellas se buscaba hacer campaña política en beneficio de su candidato de entonces.

Decían que la economía no soportaría el cierre de los negocios y que el encierro de la gente, no sería la solución al problema del Covid-19. Llegaron a amenazar con no extender los estados de emergencia por considerarlos innecesarios y así como al mono, desacreditaron las medidas, que hoy han tenido que aplicar.

Ese descrédito ha alterado a la ciudadanía, que comienza a revelarse, enfrentando a la policía a tiros y botellazos, desafiando el toque de queda y hasta convocando a cacerolazos.

Pero lo más irritante resulta ser, que mientras se prohíbe el uso de piscinas, ríos y playas, los resorts están repletos de turistas nacionales y extranjeros, aglomerados y sin protocolo alguno, mientras los pobres deben quedarse en casa, muchas veces sin energía eléctrica, ni agua, para que su tortura sea mayor.

La gente entiende que las medidas deben ser igual para todos, pero recuerdan que Luis Abinader es dueño de varios proyectos turísticos que los hacen intocables.

Mientras los pobres son sometidos a la obediencia, funcionarios gubernamentales celebran bodas multitudinarias y festines, ante la mirada indiferente de quienes manejan el Estado.

El pueblo comienza a darse cuenta de que aquellas medidas que le vendieron como innecesarias, son las mismas, pero reforzadas que se aplican en la actualidad, por lo que el haber desacreditado al mono, está logrando la rebelión de las masas afectadas.

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