viernes, mayo 21, 2021

Cambios de sábanas a un enfermo: Los históricos intentos de reforma policial




Al igual que Abinader, Leonel, Hipólito y Danilo también intentaron transformar la Policía Nacional

Hace 22 años, un periodista filmó la evidencia de la ejecución a sangre fría, por una patrulla policial, de tres jóvenes que previamente habían participado en una tentativa de asalto a mano armada. Esto dio paso a que se admitiera oficialmente que, desde hacía tiempo algo no funcionaba a lo interno de la Policía Nacional.

Y es que a este hecho le precedieron otros de igual gravedad como el asesinato del padre Tineo, misionero del Sagrado Corazón y el de un pastor evangélico de Cristo Rey.

Transcurría el gobierno del expresidente Leonel Fernández y según recuerda el experto en seguridad ciudadana Daniel Pou, en esa época se desarrolló el Plan de Seguridad Democrática en el que se elaboraron varias propuestas para realizar una reforma policial pero nunca fueron llevadas al Congreso.

“Se creó una comisión bicameral y rescatamos muchos elementos que surgieron a raíz de esa propuesta de seguridad democrática y la enriquecimos para presentarlo como anteproyecto de ley pero nunca se pudo presentar”, precisa Pou.

En esos días, el exprocurador fiscal del Distrito Nacional Guillermo Moreno, se quejaba de que durante décadas esta reforma se había presentado como “una comedia”, cuyo acto comenzaba con la designación de un nuevo titular, se hacían promesas de actuar sin contemplaciones, pero la corrupción en la Policía se mantenía, así como la desconfianza ciudadana que permanece hoy.

Guillermo Moreno destacaba que el escaso éxito de las reformas realizadas en el país se debía a que los gobernantes solo se enfocan en cambiar las sábanas al enfermo y no en erradicar el problema de raíz.

“Gobiernos tras gobierno es un tema recurrente hablar de la reforma policial y siempre terminan diluyendo el tema en reformas cosméticas. La dominicana es una policía corrupta, ineficiente, arbitraria, mal paga, mal equipada y con poca conciencia de su rol en una sociedad democrática. Es por eso que no es suficiente hablar de una reforma policial, sino de una verdadera transformación de la Policía Nacional”, dijo el exfiscal a elCaribe dejando en evidencia que su forma de pensar en 1999 lo acompaña a la fecha.

En la actualidad, en República Dominicana se vuelve a hablar de reforma policial. Ahora, motivada por el que ha sido el detonante más común: la violencia de policías hacia civiles. La muerte de una pareja de esposos cristiana aparentemente confundida por agentes de la Policía quienes le dispararon sin piedad, ha dado paso a la referida reestructuración.

“Sucede que matan a dos pastores y bajo la presión mediática se designa a una comisión para que encabece esa reforma. Una comisión de personas buenas pero que en sentido general no tiene la más mínima idea de lo que ocurre dentro del cuerpo policial”, precisó Francisco Domínguez Brito, exprocurador general de la República en referencia a lo que sucede ahora.

Para Guillermo Moreno esta reforma que propone Luis Abinader se encamina en la misma dirección de las anteriores.

“El gobierno actual llegó más lejos. Todos pensaban que por los pronunciamientos y promesas hechas en la campaña electoral tenían claro lo que harían con la Policía Nacional; para sorpresa de todos, cuando se produjo el asesinato de los esposos en Villa Altagracia, el Gobierno se despacha con la designación de una súper comisión para que en un año presenten una propuesta, que luego se tomará otro año su discusión en el Congreso. Aquí se aplica aquello de cuando un gobierno no tiene respuesta, nombra una comisión para ganar tiempo y eludir”, destaca el también presidente del partido Alianza País.

¿Los intentos de reformas anteriores son similares al proceso actual?

En el año 2000, cuando Hipólito Mejía asumió el poder, en su discurso de juramentación manifestó que su gobierno pondría atención especial en el fortalecimiento de la Policía Nacional, para esto, conformó una comisión a la que encargó de lograr la modernización de la entidad.

El 22 de agosto de ese año, el general Pedro de Jesús Candelier, entonces jefe de la Policía, destacó que Leonel tuvo voluntad de modernizar la Policía pero sus funcionarios engavetaron el proyecto y les faltó coraje para actuar, por lo que el momento le parecía esperanzador.

“Balaguer hizo unos artículos administrativos en 1966 que puede verse como un intento de transformación de la Policía, pero los intentos de reforma se sitúan en dos fechas específicas: una en 2003 en el gobierno de Hipólito Mejía, que fue cuando se determinó que el jefe de la Policía tenía que ser un oficial de la misma institución y se impedía que fueran oficiales de las Fuerzas Armadas transferidas a la Policía. Un aspecto que se mantenía desde el tiempo de Trujillo y la segunda fecha fue en 2016, cuando Danilo nombra una comisión bicameral que elabora una propuesta de anteproyecto para lograr la ley orgánica de la Policía”, rememora Daniel Pou.

Pero, este anteproyecto de ley, según Pou nunca fue tomado en cuenta en el Congreso.

“Cuando se presenta la propuesta de Danilo Medina que es la actual Ley Orgánica de la Policía, una propuesta sin sentido, descabellada, que no tenía ningún efecto transformador en la Policía, más que aspectos administrativos, se sepulta el anteproyecto de la Comisión y se le da paso al anteproyecto que propone Danilo Medina, que para darle aires democráticos se convocó a vistas públicas pero no se tomaron en cuenta, se aprobó tal cual Danilo lo envió”, denuncia.

La reforma policial en tiempos de Hipólito

Los pasos dados para transformar la Policía en el 2000, contemplaba cambios en algunos departamentos así como pruebas psicológicas a los agentes; como resultado, un grupo fue expulsado porque carecía del perfil psicológico requerido. Algunos tuvieron que pasar un período de pruebas, otros fueron desarmados y sometidos a reentrenamientos.

Se dispuso que los comandos regionales se denominaran direcciones, además de un cambio de uniforme para los 23,800 miembros que tenía la institución; se modificaron algunos artículos del Código de Justicia Policial, del reglamento y Ley Institucional; se limitó la cantidad de agentes asignados a funcionarios, oficiales superiores y generales.

Candelier hizo una profilaxis que permitió detectar algunos miembros que, con sus actuaciones empañaron la imagen del cuerpo del orden. A la vez, dispuso facilidades para que los agentes estudiaran y otorgó becas a quienes no podían costear la universidad.

Los sueldos por rango fueron aumentados en más de un cien por ciento. Un mayor que ganaba RD$2,500 comenzó a devengar RD$9,000. Además de que le suministraban gratis la comida, la ropa, zapatos y transporte.

Se trabajó en el equipamiento de la institución, se asignó un vehículo para cada barrio de la capital para patrullar, así como unidades motorizadas; se planteó la creación de la Policía Comunitaria, un programa de acción en las comunidades.

La entidad creada en 1936 para perseguir y maltratar a los enemigos del gobierno, en el 2000, estaba siendo llamada a ser amable, decente y colaboradora y cambiar la imagen negativa que tenía ante la población. Representaba un verdadero reto.

En agosto del 2000 fue remitido al Congreso el proyecto de ley de reforma y modernización de la entidad. En septiembre también se buscaba la modificación del Código Policial. También en este último mes, el secretario de Interior y Policía Rafael Suberví Bonilla, anunció de manera formal, la puesta en marcha del proceso de reforma de la Policía.

La muerte de los hermanos Montero Díaz, asesinados en Haina, con el arma de reglamento del sargento policial Bautista Consuegra, dejando en la orfandad a seis niños, y de quien la uniformada terminó reconociendo su estado de embriaguez y que estaba directamente involucrado en una disputa con los civiles asesinados y la del taxista Ricardo Antonio Concepción Castillo, en la comunidad de Guerra, y quien imploraba a los agentes que no lo mataran, fueron motivos en 2001 para insistir en la tan esperada reforma policial.

En septiembre de 2001, el presidente de la Comisión Especial que estudiaba el proyecto de reforma policial, César Emilio Peralta, informó que ese organismo había entregado a la Cámara de Diputados el informe contentivo de una propuesta que transformaba “de arriba abajo” la entidad policial.

El 11 de agosto de 2004, la Policía informó la entrada en vigor del reglamento para la aplicación de la Ley Institucional 96-04. El reglamento establecía que la Policía tenía como visión convertirse en la primera institución de servicio del Estado y ser garante de la seguridad pública y ciudadana.

En el segundo gobierno de Leonel Fernández también se habló de una reforma policial. Se propuso invertir 150 millones de pesos en la ejecución del proyecto que contemplaba igual que en ocasiones anteriores su modernización y reforma. Se contemplaba además el cambio de cultura, capacitación de los miembros de la institución, la elaboración de una nueva ley de la Policía, puesta en marcha del Departamento de Asuntos Internos, puesta en funcionamiento de la Policía Comunitaria, implantación de un sistema de huellas dactilares computarizado y el equipamiento de la entidad policial.

En 2016, durante la gestión del presidente Danilo Medina, se concluyó un proceso de reforma en la Policía que algunos, como el exjefe de la institución Bernardo Santana Páez, calificó como una vergüenza, tras asegurar que fomentó el atraso y se abolieron derechos adquiridos por los policías con la anterior ley orgánica 97-04.

“Nunca ha existido una voluntad política de transformar la Policía. Ninguno de los presidentes del año 2000 hasta ahora ha tenido esa voluntad. Para dar una idea, cuando se constitucionaliza la Policía en la reforma del 2010, se aprueba la Policía de la manera más ridícula posible, definiéndola como un simple cuerpo civil armado. Ha habido tan poca intención de transformar la Policía que el tema de doctrina apenas tiene tres líneas, mientras que la de Guatemala tiene dos tomos de 500 páginas”, afirma Pou.

¿Qué cambiará ahora?

A tan solo cinco años de haberse conformado una comisión para tratar de lograr la transformación de la Policía Nacional, el presidente Luis Abinader vuelve a hablar sobre la necesidad de reformar esta institución.

Mediante el decreto 211-21 designó un grupo de trabajo conformado por 21 miembros encabezado por el vicepresidente de la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus), Servio Tulio Castaños Guzmán. Estas personas tienen un plazo de un año para cumplir con sus objetivos, que van desde elaborar y recomendar políticas públicas, sugerir características de los nuevos miembros de la Policía, la promoción de los reglamentos hasta hacer un análisis estructural del cuerpo del orden. Pasos muy similares a reformas anteriores.

Abinader aspira a alcanzar una transformación integral y moderna que coloque a la Policía Nacional entre las mejores del continente.
Anunció que trabajarían en la capacitación policial y en modernizar los destacamentos. Asimismo, se planea realizar un plan de desarme a la población. Además de la puesta en marcha de una plataforma que permitirá al ciudadano que desde su celular, con una App o aplicación, puedan poner una denuncia con videos fotos y textos desde el lugar del hecho.

El aumento de sueldo a los agentes, a quienes también se favoreció con pasaje gratis en los autobuses de la OMSA, el Metro de Santo Domingo y el Teleférico. A esto se añade dotar de un buen seguro médico a los más de 39,000 policías que hay en la actualidad.

Como en anteriores reformas de la Policía, el mandatario explicó que se implementará un nuevo modelo de cultura policial basada en la ética profesional, la atención efectiva, el buen trato y comportamiento de los agentes que genere un clima de confianza en los ciudadanos.

Consciente de que los problemas que ocurren en el seno de esa entidad datan desde hace 50 años, Abinader advirtió a los ciudadanos que estos no podrán ser solucionados de la noche a la mañana, aunque su vocación con la actual reforma policial es hacer historia.

El Caribe.

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