martes, marzo 01, 2022

Hay que distinguir entre el progreso y el desorden.




 Por: Robert Cabrera

robertpcabrera@hotmail.com

Tamboril; R.D.- 1 de marzo de 2022.- A raíz de la vuelta al desorden de la avenida Presidente Vásquez, los domingos, hemos recibido una gran cantidad de llamadas, de personas que se quejan del caos que allí se genera.

Esta situación preocupa, no solo a quienes se ven afectados por vivir en las inmediaciones del funesto Boulevard, sino a todos los tamborileños con dos dedos de frente, que entienden que algo así no debe permitirse bajo ninguna circunstancia.

Al parecer, nuestra autoridad principal tiene una visión errada acerca del progreso y el derecho a la diversión.

Si bien es cierto que hay derecho a divertirse, eso se debe permitir en el marco de las reglas que rigen una sociedad.

Permitir drogas, alcohol, Hoockas, sexo en los vehículos, música estridente y llena de obscenidades y hasta que los que allí se aglutinan hagan sus necesidades fisiológicas en las entradas de las propiedades privadas, eso no es progreso, es ceguera administrativa.

Los que llegan a Tamboril a hacer ese desorden, lo hacen porque en sus pueblos no lo permiten. Además esa gente trae sus bebidas y todo lo que van a consumir y no le dan ningún beneficio al comercio local.

El área Monumental en Santiago, la entrada de San José de las Matas y otros lugares que en épocas pasadas permitían esas cosas, hoy son lugares de esparcimiento para la familia, que se divierte mirando lo que allí hay y consumen en los negocios allí establecidos.

Si los funcionarios locales no entienden esto, deben de visitar al psiquiatra, porque no están bien del cerebro.

Es lamentable que la gran obra de Anyolino Germosén, él mismo permita que la echen por la borda, por no saber diferenciar, entre el progreso y el desorden.


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